La Lógica de Invertir en Detroit
- ARS Blog
- 23 nov 2019
- 5 Min. de lectura
La tecnología del Cambio
¿Reconstrucción o Reinvención? Esa fue la pregunta original.
Antes de dar la respuesta, quienes pensaron por Detroit consideraron qué proyección hacia el futuro querían darle a la ciudad y, en un agregado poco usual, qué recompensa social podían obtener a cambio. La respuesta marcó el camino, y fue la correcta.
Un siglo atrás, Detroit, apoyado en la tecnología de la época, fue cuna de un cambio que aseguraba un antes y un después en la civilización moderna: el automóvil y su producción en serie, algo que lo volvería protagonista de nuestra historia. El automóvil le aseguró al ser humano lo que no había tenido hasta ese momento, movilidad absoluta y total independencia. Ahora, en este presente renacentista, Detroit otra vez eligió el camino de la tecnología, o al revés, en una extraña mezcla de predestinación y reconocimiento emocional a la historia de la ciudad. Un siglo después, será la Tecnología del Cambio la que transforme a Detroit en una Ciudad Inteligente, y será la Inteligencia Artificial la que modifique nuestros hábitos y necesidades.
Ahora y Después
Detroit no es sólo una excelente apuesta de inversión en el presente. Eso que se refleja con claridad en el valor de sus propiedades, en las altas rentabilidades que se consiguen especialmente por ser proveedor del Gobierno a través del Plan de Sección 8 y en las inversiones que con gran volumen y diversificación se establecen en la ciudad y generan una demanda de trabajo constante y creciente.
Un párrafo aparte merecen la Sección 8 y las Zonas de Oportunidad, la primera una ley de 1937 que autoriza el pago de asistencia de vivienda en alquiler a propietarios privados, y la segunda un ambicioso plan de Desarrollo Social para zonas económicamente empobrecidas que reciben inversiones privadas con tratamiento impositivo preferencial. En este Plan, destacan su impronta humanista y su propuesta de inversiones interdependientes entre lo privado y lo público, estimuladas por la mayor reducción de impuestos en la historia de la nación.
Los motores que concibieron y propusieron estas Zonas, fueron el Senador Tim Scott y Sean Parker, a través de su organización EIG. La presencia de Parker, la cabeza militante, fue la que le dio al proyecto su verdadera identidad y la que agregó de forma sutil su verdadero significado. Acá estamos hablando del Futuro, y quien mejor que Parker para alentar los cambios. Napster, Facebook, Spotify. Parker estuvo ahí. Fue creador, impulsor o director de esas empresas, todas consecuencia de la evolución tecnológica. El valor Futuro está implícito en Detroit.
Detroit es la ciudad con mayor crecimiento en USA en los últimos 3 años. Pasó de estar en crisis a ser una ciudad de oportunidades, abierta a inversionistas de todo el mundo, donde se pueden comprar propiedades por valores muy por debajo del valor de mercado promedio de la nación.
Cuando uno llega a Detroit puede ver los cambios que ha tenido la ciudad gracias a inversiones que se han llevado a cabo a partir de planes del Gobierno Federal. El Gobierno ha puesto a Detroit entre sus máximas prioridades y le ha dado una fuerza que no se ha visto por muchos años en ninguna otra ciudad de Norteamérica.
Alejandro Bespalko, CEO BAGroupUSA. Inversiones de Alta Rentabilidad.
La Lógica de invertir en Detroit.
Ubicada en el sureste del estado de Michigan, fronteriza con Canadá, congelada en invierno, templada en verano, Detroit fue el motor de América durante las décadas del 30, 40 y 50, y uno de los emblemas del American Way of Life. Solo había tres ciudades que la superaban en importancia económica: New York, Los Ángeles y Chicago.
Pero todos los imperios se marchitan y mueren.
A partir de los 60, la ciudad comienza su lenta caída. La competencia reduce a escombros a la industria automotriz y las crisis energéticas la hunden aún más. Los gigantes del Motor trasladan sus fábricas a países más rentables o desaparecen, y las industrias cierran una tras otra. Ya no había trabajo y la ciudad se despobló. En 20 años perdió un millón de personas, quedó semivacía y abandonada. Sus íconos culturales desaparecieron, su actividad económica se redujo a niveles de supervivencia y una sucesión de malas administraciones la condenó a la bancarrota. Su destino parecía ser el cementerio de las ciudades, pero había algo que siempre iba a jugar a su favor. Era Detroit. Su ubicación era estratégica, su historia imperecedera y su energía de ciudad que marcó una época aún se respiraba en el aire.
Ese fue el valor agregado de la marca Detroit. La reconstrucción de algo valioso siempre iba a generar beneficios, en especial si eso implicaba una reinvención enfocada hacia el futuro, una estrategia pensada desde las amenazas y desigualdades del presente y desde las posibilidades que ofrecía un crecimiento tecnológico exponencial.
Ahora Detroit apunta a proyectos autosustentables, a ser la ciudad con menor emisión de CO2 de USA, a un futuro ecológico y gobernado por la automatización. Todo basado en la ganancia privada, el compromiso Federal y el respeto al objetivo social. Estas son palabras de Sean Parker: “Esto no es acerca de la redistribución de la riqueza de otras personas. Esto es acerca de la redistribución de su tiempo, atención e interés.”
Después del crecimiento
Detroit está creciendo a ritmo sostenido desde 2014. Esta ciudad enorme, de bungalows y cabañas que se extienden hasta el horizonte, repleta de centros comerciales que casi pasan desapercibidos por la amplitud de sus avenidas, volverá a ocupar el lugar que supo tener. Llegará el momento en el que las ciudades quieran parecerse a Detroit, que las personas deseen establecerse en ese paraíso autosustentable y, como consecuencia natural, la demanda supere a la oferta y los precios de los inmuebles se revaloricen a niveles que hoy no pueden ser evaluados correctamente. Por ejemplo, ¿qué pasara cuando la Variable Detroit haga sentir su propio peso? Eso que incluye todo el cambio, todo el bienestar de una ciudad pensada para el futuro. No es casualidad que las empresas más comprometidas con el Proyecto sean las tecnológicas y que hayan invertido billones de dólares en trasladarse a Detroit o en impulsar iniciativas para transformarla en una Smart City, una ciudad eficiente, con sus recursos optimizados al máximo.
La pregunta es “cuándo va a concretarse todo esto” Y la respuesta es “mucho antes de lo que todos imaginamos”. Hace 10 años Facebook recién estaba en los comienzos de su imperio, Apple lanzaba al mercado su I Phone 4, Google ya era Google pero aun no nos había transformado en un código de barras, la conectividad suprema era la G3, el procesador más veloz de Intel era el i7 de 4 núcleos. Hoy ya sabemos que todo eso es obsoleto. En diez años, el cambio impulsado por la tecnología será radical. Una singularidad, como dicen los Sociólogos. No habrá marcha atrás, y Detroit estará a la vanguardia de ese cambio mientras la mayoría de las ciudades no tendrán otra opción que afrontar su propia ineficiencia.
Es fácil dar un panorama claro con números. Detroit ha crecido a un 3% anual desde el 14, y ha tenido superávit fiscal desde el 16, se han invertido más de 20 billones de dólares en empresas concretadas o en ejecución, están los planes de reducción y exención impositiva, las Visas E2 para inversionistas, el Gobierno haciéndose cargo del pago de los contratos y todo con una rentabilidad que va del 10 al 15%. Invertir es Detroit es lógico.
Alejandro Bespalko. CEO BAGroupUSA, Inversiones de Alta Rentabilidad.

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